EL INVIERNO MELANCÓLICO
En una lejana montaña rebosante de abetos. Nevada, muy nevada. El Invierno.
Con los labios ateridos fuma con el frío, sentados ambos sobre un trineo pasado de moda. El Invierno. Melancólico.
Desde el cielo se arrojan desvergonzados los copos de nieve para adorarle como se merece. La escarcha plateada adorna su barba, y las hojas de acebo tejen su bufanda.
El Invierno. Melancólico. Como siempre. Perdido en una lejana montaña rebosante de abetos.